Aparentemente si...
Yo tiendo a referirme cariñosamente a esa sensacion de que nunca dejamos de movernos en los mismo circulos que a menudo amenaza e incluso asola nuestras vidas mas como cotidianeidad que con el palabro que lleva por titulo el post de hoy.
Y esa aparente falta de incentivos puede llegar incluso a resultar comoda, en la medida en que uno puede planificarse y prever casi toda reaccion ante los posibles y predecibles estimulos del dia a dia.
Pero basta un pequeño paron para analizar, y darse cuenta de que hay montones de pequeños momentos que nos sacan de ese aparente tedio; pero pasan tan desapercibidos para nosotros en nuestra incesante busqueda de grandes incentivos vitales, que casi nunca nos damos cuenta ni sabemos valorarlos.
Algo asi me ha ocurrido a mi este fin de semana, cuando todo hacia prever que nada me salvaria de una aburridisma noche de sabado con la unica compañia de un buen libro o quiza alguna pelicula; y en un intento cuasi desesperado por evitarlo a toda costa decidi unilateralmente acoplarme al plan de mi vecino y amigo, consistente en una fiesta relacionada de algun extraño modo que no llegue a comprender con la facultad de Derecho...
Y cuando ya nos dirigiamos a tan misterioso y dudosamente prometedor evento, se produjo uno de esos momentos sorpresivos que citaba antes; vibro el movil y un corto pero eficiente mensaje me ofrecia tomar unas copas en un ambiente relajado y distendido.
Acepte sin dudarlo y finalmente nos dieron las 4 AM con la tonteria...
Y asi se arreglo un plan que en origen pintaba bastante regular y resulto francamente.
Cuchando: nada.
Yo tiendo a referirme cariñosamente a esa sensacion de que nunca dejamos de movernos en los mismo circulos que a menudo amenaza e incluso asola nuestras vidas mas como cotidianeidad que con el palabro que lleva por titulo el post de hoy.
Y esa aparente falta de incentivos puede llegar incluso a resultar comoda, en la medida en que uno puede planificarse y prever casi toda reaccion ante los posibles y predecibles estimulos del dia a dia.
Pero basta un pequeño paron para analizar, y darse cuenta de que hay montones de pequeños momentos que nos sacan de ese aparente tedio; pero pasan tan desapercibidos para nosotros en nuestra incesante busqueda de grandes incentivos vitales, que casi nunca nos damos cuenta ni sabemos valorarlos.
Algo asi me ha ocurrido a mi este fin de semana, cuando todo hacia prever que nada me salvaria de una aburridisma noche de sabado con la unica compañia de un buen libro o quiza alguna pelicula; y en un intento cuasi desesperado por evitarlo a toda costa decidi unilateralmente acoplarme al plan de mi vecino y amigo, consistente en una fiesta relacionada de algun extraño modo que no llegue a comprender con la facultad de Derecho...
Y cuando ya nos dirigiamos a tan misterioso y dudosamente prometedor evento, se produjo uno de esos momentos sorpresivos que citaba antes; vibro el movil y un corto pero eficiente mensaje me ofrecia tomar unas copas en un ambiente relajado y distendido.
Acepte sin dudarlo y finalmente nos dieron las 4 AM con la tonteria...
Y asi se arreglo un plan que en origen pintaba bastante regular y resulto francamente.
Cuchando: nada.
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